Circuito de Calafat, Jueves Santo de 1994
Bien, bien, bien. Ya veo que has resistido hasta aquí, eso está bien.
Un compañero de clase que luego llegó a escritor hacia una observación parecida en la primera página de su libro congratulándose de haber vendido un nuevo ejemplar. Para mí la venta de un nuevo ejemplar todavía no me emociona, lo que me gusta es pensar que avanzamos juntos en esta senda de comunicación.
En mi juventud fui apasionado de los rallyes y aprendí que los primeros tramos cronometrados, sirven para eliminar a los equipos menos preparados, y a los aficionados de pacotilla. Es cuando entra la noche, cuando las carreras toman su carácter único, cuando se empiezan a sentir las emociones fuertes, cuando en las cunetas sólo quedan los entendidos, los tifossi...
Aquí nos pasa lo mismo, la noche empieza, los curiosos ya han abandonado, los que se quedan en la superficie se han ido a dormir o a bailar, no les critico, cada uno vive como quiere, o más exactamente como puede.
Aquí estamos tu y yo, y ya es hora de que nos vayamos conociendo dejando ese estilo ciclostil de las primeras cartas. Había mucha racionalidad ahí y ese es un exceso que, como todos los excesos no, nos va bien.
No. No, no, ni se te ocurra pasarte 24 horas al día luchando entre Gargamel y el Gran Pitufo para llevar el timón de tu vida.
No, déjame que te lo tire todo a la papelera. No es que haya cambiado de opinión, es que la vida tiene más caras que un icosaedro, o que una esfera...
Mira, la vida no es eso, no te preocupes por el futuro. El futuro no existe, es una pura entelequia mental. Si, ya se que al principio cuesta de aceptar, pero el futuro no lo ha visto nunca nadie, nadie puede predecirlo, y nadie me ha demostrado nada que sea un indicio de su posible existencia.
Eso que tienes en las manos es el presente, ese punto sobre esta i es el punto donde estas ahora, ¿ y el próximo minuto? Pues todavía no existe, cuando exista será el presente, mientras no exista es evidente que no existe, Creo que me he explicado bien, pero me temo que te sigues resistiendo.
En tu cabeza hay una idea sobre el próximo minuto, una idea sobre el futuro, y probablemente tenemos tendencia innata a identificarla con el futuro...
En la televisión dan un reality Show con un tal Amador que comparte su vida con Marlen y con Sofía. Todos están al caso, es un típico caso de pareja-trío pero el tío tiene un morro que se lo pisa, ...
Pero a que viene todo esto, eso parece que no viene a cuento. Esto no viene a cuento. Lo que ocurre es que tu idea del próximo minuto ( la que tenias hace un minuto) no cuadra en absoluto con la realidad de este minuto, en tu idea de futuro, te veías leyendo algo sobre la posible inexistencia del futuro. La realidad, el presente, ha sido distinto, Amador se ha metido aquí en medio con sus dos tías. Siempre sale algún Amador del presente que destruye las expectativas del futuro.
Claro, nos hemos quedado sin futuro, Será lo que será...será
Siempre podremos anclarnos en el pasado, NO. NO. No, no, el pasado no existe, ¿que haces siempre pensando en el pasado?...
El pasado solo puede estar en tu mente en forma de reflejo, ya sé que le llamas recuerdo, pero el contenido de la palabra recuerdo, difiere sustancialmente del reflejo que anda por tu mente. Cuando piensas en el recuerdo, crees en algo que existe, crees que el pasado existe y el recuerdo es su fiel reproducción. Ni hablar, ese reflejo al que llamas recuerdo es un reflejo del presente, de tu presente.
Aquí tendré que esforzarme, pero tu me ayudaras. ¿Recuerdas como empezaba esta carta? (hazme el favor de no mirarlo ahora, pues lo convertirías en presente). Probablemente sí lo recuerdas, aunque quizás no... en todo caso de eso hace solo unos minutos y por lo tanto el recuerdo está fresco en tu memoria...
Ah! si, hablábamos de los rallyes, de carreras de coches... ¿No es cierto?
Pues no. Estabas esperando una celada ajedrecística y ahí la tienes.
No hablábamos
No se citaban los coches
La carta empezaba diciendo:
“Bien, bien, bien. Ya veo que has resistido hasta aquí, eso está bien.”
El reflejo del pasado está constantemente modificado por el presente. En el presente y desde el presente nos dedicamos a construir algo en nuestro cerebro que identificamos como pasado, pero no lo es. Si lo fuera, sería constante, inmutable, completo, coherente... existiría...
Pero no existe, es sencillamente una construcción nueva influida por las circunstancias del presente.
Pues bien, sin pasado y sin futuro no nos queda más remedio que vivir el presente y vivirlo en presente, pero ahora podríamos volver al principio. Decíamos que todo eso es demasiado racional y creo que todavía es demasiado racional.
La vida del presente se llena de cosas más sutiles, de cosas que no existen. Esta noche llegué en tren... Todo era “normal”, pero a 15 km. de mi destino, me levanto del asiento, y busco un lugar junto a la ventana, mis piernas se mueven al ritmo de un son brasileño inexistente, mi ánimo se enciende, mi mente recrea la llegada a la estación y la ilusión de reencontrar a mi familia.
Hace tres largos días que no les veo, me levanto de nuevo, cojo mis cosas, me acerco a la puerta del vagón, quedan apenas unos centenares de metros, saco la cabeza por la ventana, el aire me huele a mar, siento la proximidad del reencuentro, el tren se para, no veo a nadie conocido, mi Corazón se estremece.... No hay miedo ni temor, sólo un sentimiento que pronto se desvanece al ver a Montse corriendo hacia mí desde el otro lado del anden. Corro, siento, vivo...
Eso es la vida, ese sentir de las cosas sencillas de cada momento, ese sentir irracional e indescriptible que solo los poetas pueden traducir. La suma de esos sonidos de este mismo instante. el ruido de una moto de carreras, los pájaros con su telón de fondo musical, una ráfaga de viento. A mi lado Montse lee a Jeffrey Archer y Nacho hojea algo de Shakespeare...
El presente es ese instante, ese punto sobre esta i, y lo importante del presente no es la gota de tinta sobre la i, ni el átomo que forma el papel, sino la sensación que te producen, eso que sientes... Nada de lo que es importante en el presente, permite que lo toques. A los sentimientos no se les puede dar una patada. Así pues, el futuro y el pasado no son mas que invenciones de nuestra mente, y en el presente resulta que todo lo que existe, todo lo que se puede tocar, carece de importancia. Deberíamos replantearnos algunas cosas.
Vistas así las cosas, quizás deberíamos dejar de atormentarnos por las cosas que pasaron, y quizás deberíamos de dejar de preocuparnos —pre-ocuparnos— por las que pueden pasar, mientras que, centrados en este instante, que más da si hay coche, casa, trabajo o cualquier otra cosa. Si puedes leer esto, es que tienes ojos, luz, papel, etc. La verdad es que si puedes leerlo tienes todo lo que necesitas, y si puedes sentirlo, si puedes vivirlo, no necesitas nada más de este presente, ... el próximo minuto... será lo que será...
Ahora me apetece ir a charlar con unos amigos, espero volver otra noche para ver otras caras del icosaedro.
Bien, bien, bien. Ya veo que has resistido hasta aquí, eso está bien.
Un compañero de clase que luego llegó a escritor hacia una observación parecida en la primera página de su libro congratulándose de haber vendido un nuevo ejemplar. Para mí la venta de un nuevo ejemplar todavía no me emociona, lo que me gusta es pensar que avanzamos juntos en esta senda de comunicación.
En mi juventud fui apasionado de los rallyes y aprendí que los primeros tramos cronometrados, sirven para eliminar a los equipos menos preparados, y a los aficionados de pacotilla. Es cuando entra la noche, cuando las carreras toman su carácter único, cuando se empiezan a sentir las emociones fuertes, cuando en las cunetas sólo quedan los entendidos, los tifossi...
Aquí nos pasa lo mismo, la noche empieza, los curiosos ya han abandonado, los que se quedan en la superficie se han ido a dormir o a bailar, no les critico, cada uno vive como quiere, o más exactamente como puede.
Aquí estamos tu y yo, y ya es hora de que nos vayamos conociendo dejando ese estilo ciclostil de las primeras cartas. Había mucha racionalidad ahí y ese es un exceso que, como todos los excesos no, nos va bien.
No. No, no, ni se te ocurra pasarte 24 horas al día luchando entre Gargamel y el Gran Pitufo para llevar el timón de tu vida.
No, déjame que te lo tire todo a la papelera. No es que haya cambiado de opinión, es que la vida tiene más caras que un icosaedro, o que una esfera...
Mira, la vida no es eso, no te preocupes por el futuro. El futuro no existe, es una pura entelequia mental. Si, ya se que al principio cuesta de aceptar, pero el futuro no lo ha visto nunca nadie, nadie puede predecirlo, y nadie me ha demostrado nada que sea un indicio de su posible existencia.
Eso que tienes en las manos es el presente, ese punto sobre esta i es el punto donde estas ahora, ¿ y el próximo minuto? Pues todavía no existe, cuando exista será el presente, mientras no exista es evidente que no existe, Creo que me he explicado bien, pero me temo que te sigues resistiendo.
En tu cabeza hay una idea sobre el próximo minuto, una idea sobre el futuro, y probablemente tenemos tendencia innata a identificarla con el futuro...
En la televisión dan un reality Show con un tal Amador que comparte su vida con Marlen y con Sofía. Todos están al caso, es un típico caso de pareja-trío pero el tío tiene un morro que se lo pisa, ...
Pero a que viene todo esto, eso parece que no viene a cuento. Esto no viene a cuento. Lo que ocurre es que tu idea del próximo minuto ( la que tenias hace un minuto) no cuadra en absoluto con la realidad de este minuto, en tu idea de futuro, te veías leyendo algo sobre la posible inexistencia del futuro. La realidad, el presente, ha sido distinto, Amador se ha metido aquí en medio con sus dos tías. Siempre sale algún Amador del presente que destruye las expectativas del futuro.
Claro, nos hemos quedado sin futuro, Será lo que será...será
Siempre podremos anclarnos en el pasado, NO. NO. No, no, el pasado no existe, ¿que haces siempre pensando en el pasado?...
El pasado solo puede estar en tu mente en forma de reflejo, ya sé que le llamas recuerdo, pero el contenido de la palabra recuerdo, difiere sustancialmente del reflejo que anda por tu mente. Cuando piensas en el recuerdo, crees en algo que existe, crees que el pasado existe y el recuerdo es su fiel reproducción. Ni hablar, ese reflejo al que llamas recuerdo es un reflejo del presente, de tu presente.
Aquí tendré que esforzarme, pero tu me ayudaras. ¿Recuerdas como empezaba esta carta? (hazme el favor de no mirarlo ahora, pues lo convertirías en presente). Probablemente sí lo recuerdas, aunque quizás no... en todo caso de eso hace solo unos minutos y por lo tanto el recuerdo está fresco en tu memoria...
Ah! si, hablábamos de los rallyes, de carreras de coches... ¿No es cierto?
Pues no. Estabas esperando una celada ajedrecística y ahí la tienes.
No hablábamos
No se citaban los coches
La carta empezaba diciendo:
“Bien, bien, bien. Ya veo que has resistido hasta aquí, eso está bien.”
El reflejo del pasado está constantemente modificado por el presente. En el presente y desde el presente nos dedicamos a construir algo en nuestro cerebro que identificamos como pasado, pero no lo es. Si lo fuera, sería constante, inmutable, completo, coherente... existiría...
Pero no existe, es sencillamente una construcción nueva influida por las circunstancias del presente.
Pues bien, sin pasado y sin futuro no nos queda más remedio que vivir el presente y vivirlo en presente, pero ahora podríamos volver al principio. Decíamos que todo eso es demasiado racional y creo que todavía es demasiado racional.
La vida del presente se llena de cosas más sutiles, de cosas que no existen. Esta noche llegué en tren... Todo era “normal”, pero a 15 km. de mi destino, me levanto del asiento, y busco un lugar junto a la ventana, mis piernas se mueven al ritmo de un son brasileño inexistente, mi ánimo se enciende, mi mente recrea la llegada a la estación y la ilusión de reencontrar a mi familia.
Hace tres largos días que no les veo, me levanto de nuevo, cojo mis cosas, me acerco a la puerta del vagón, quedan apenas unos centenares de metros, saco la cabeza por la ventana, el aire me huele a mar, siento la proximidad del reencuentro, el tren se para, no veo a nadie conocido, mi Corazón se estremece.... No hay miedo ni temor, sólo un sentimiento que pronto se desvanece al ver a Montse corriendo hacia mí desde el otro lado del anden. Corro, siento, vivo...
Eso es la vida, ese sentir de las cosas sencillas de cada momento, ese sentir irracional e indescriptible que solo los poetas pueden traducir. La suma de esos sonidos de este mismo instante. el ruido de una moto de carreras, los pájaros con su telón de fondo musical, una ráfaga de viento. A mi lado Montse lee a Jeffrey Archer y Nacho hojea algo de Shakespeare...
El presente es ese instante, ese punto sobre esta i, y lo importante del presente no es la gota de tinta sobre la i, ni el átomo que forma el papel, sino la sensación que te producen, eso que sientes... Nada de lo que es importante en el presente, permite que lo toques. A los sentimientos no se les puede dar una patada. Así pues, el futuro y el pasado no son mas que invenciones de nuestra mente, y en el presente resulta que todo lo que existe, todo lo que se puede tocar, carece de importancia. Deberíamos replantearnos algunas cosas.
Vistas así las cosas, quizás deberíamos dejar de atormentarnos por las cosas que pasaron, y quizás deberíamos de dejar de preocuparnos —pre-ocuparnos— por las que pueden pasar, mientras que, centrados en este instante, que más da si hay coche, casa, trabajo o cualquier otra cosa. Si puedes leer esto, es que tienes ojos, luz, papel, etc. La verdad es que si puedes leerlo tienes todo lo que necesitas, y si puedes sentirlo, si puedes vivirlo, no necesitas nada más de este presente, ... el próximo minuto... será lo que será...
Ahora me apetece ir a charlar con unos amigos, espero volver otra noche para ver otras caras del icosaedro.