Imagino la cara de Tim Cook y los CEO de las principales empresas del mundo viendo la posibilidad de vender 10.000.000 de aparatitos de una tacada y la posibilidad de exportar la experiencia a otros países. Seguramente los precios de oferta serian realmente competitivos y las propuestas de personalización nos llevarían a un nuevo producto para seguir la saga de los iPod, iPad. iPhone, iCar, etc. Le llamo iID y empiezo a soñar.
Con mi iID puedo hacer cobros y pagos, y si todos los habitantes tienen uno ya no necesitamos emitir billetes y monedas, y la fábrica nacional de moneda y timbre se puede dedicar a cosas más útiles.
Ya que todas mis transacciones económicas son electrónicas, puedo dejar de hacer facturas y recibos en papel, con lo que perdonaré la vida a algunos árboles.
Y como buena parte del dinero que circula es dinero público, podríamos hacer públicas las cuentas públicas, así al menos si alguien malversa fondos públicos estaremos al corriente desde el primer momento. Por cierto, si no hay billetes de 500 creo que hemos puesto luz a los sobornos, sobres, cajas B, defraudación de impuestos, evasión de capitales … No es que ahora sea imposible hacer trastadas, lo que ocurre es que quedan registradas, y si implican dinero público están a la vista de todo el mundo.
Y ya que hacienda sabe de todos mis movimientos, me ahorraré de hacer las declaraciones de impuestos, pues su máquina ya tiene todos los datos y me bastará un golpe de muñeca para aceptar el importe y pagar el impuesto. Por fin los señores de hacienda podrán dedicarse a tareas menos burocráticas. Por cierto, si abren un banco les domicilio la nómina y los recibos, y nos sacamos de encima a algunos herederos del negocio de la usura.
Y si tienen todos mis datos ya pueden darme todo su catalogo de servicios sin necesidad de añadir burocracia. El metro me hará el descuento de multi-viaje, el de familia numerosa, y el de pensionista, y podré eliminar de mi bolsillo la tarjeta rosa, el carné de jubilado y hasta las tarjetas de fidelización de mis comercios habituales. Todos sabrán lo buen cliente que soy, lo que me gusta y me harán los descuentos adecuados.
Qué maravilla, ahora podemos dibujar un sistema impositivo mas ajustado a la realidad. Si has gastado un millón en coches de lujo vas a pagar mucho, pero si lo has gastado en salud, quizás te merezcas una ayuda pública. Todo el sistema puede diseñarse desde cero. Con la tranquilidad de haber reducido el fraude y los costes de control, habrá dinero para hacer muchas cosas.
Y si hay dinero y sabemos lo que las personas hacen con su dinero, podríamos hacerles un ingreso en cuenta a aquellos que más sufren, de forma que no bajaran del umbral de la pobreza.
WoW esto me empieza a gustar, pero ¿qué más se puede hacer con mi iID?
Este aparatejo sabe de mi salud, de mi pulso y de mi historial médico, y de mis enfermedades, y de mis compras en la farmacia, así qué dadle estos datos a un especialista en salud pública y ya tenemos un plan de prevención de la gripe y mi iID es a partir de ahora mi médico de cabecera.
Y si me da un patatús en la calle o me da una arritmia mi iID me mantiene geolocalizado y conectado con el servicio de urgencias, que con mi historial a mano puede mandarme una ambulancia, o quizás pueda avisar a otros iID que están a menos de 100 metros de mi cuerpo para que me den los primeros auxilios.
Y si tenemos a millones de habitantes geolocalizados en el territorio, podemos ver sus necesidades de transporte público, y se acabaron las colas del metro y los aeropuertos fantasma.
Un ordenador jugando al SimCity puede administrar los recursos y las inversiones públicas de forma infinitamente más eficiente. Ya estoy esperando un sistema de transporte público fluido que me lleve al trabajo sin transbordos ni esperas.
Y ¿qué haremos los ciudadanos con un sistema de comunicación estandarizado instantáneo y universal? Las posibilidades son infinitas, y se abre un enorme espacio para el emprendimiento y la imaginación.
Ah si, se me olvidaba, estas pensando en el papa estado, el gran hermano, la privacidad y todas esas cosas. Si, tienes razón es un gran inconveniente, ahora será muy difícil mentir a hacienda, engañar a tu mujer, hacer creer al jefe que estas trabajando, o presumir de lo que no eres.
Ir de putas, zamparse una langosta con Dom Pérignon, escarbar en las basuras, ser “Monsieur tout le monde” o “la importancia de llamarse Ernesto”, podrán a nuestra sociedad ante sus incongruencias y dobles raseros, pero siempre podrás dejar tu iID en casa o viajar a uno de estos países que todavía usan billetes, corrupción y pobreza para salir adelante.
Con mi iID puedo hacer cobros y pagos, y si todos los habitantes tienen uno ya no necesitamos emitir billetes y monedas, y la fábrica nacional de moneda y timbre se puede dedicar a cosas más útiles.
Ya que todas mis transacciones económicas son electrónicas, puedo dejar de hacer facturas y recibos en papel, con lo que perdonaré la vida a algunos árboles.
Y como buena parte del dinero que circula es dinero público, podríamos hacer públicas las cuentas públicas, así al menos si alguien malversa fondos públicos estaremos al corriente desde el primer momento. Por cierto, si no hay billetes de 500 creo que hemos puesto luz a los sobornos, sobres, cajas B, defraudación de impuestos, evasión de capitales … No es que ahora sea imposible hacer trastadas, lo que ocurre es que quedan registradas, y si implican dinero público están a la vista de todo el mundo.
Y ya que hacienda sabe de todos mis movimientos, me ahorraré de hacer las declaraciones de impuestos, pues su máquina ya tiene todos los datos y me bastará un golpe de muñeca para aceptar el importe y pagar el impuesto. Por fin los señores de hacienda podrán dedicarse a tareas menos burocráticas. Por cierto, si abren un banco les domicilio la nómina y los recibos, y nos sacamos de encima a algunos herederos del negocio de la usura.
Y si tienen todos mis datos ya pueden darme todo su catalogo de servicios sin necesidad de añadir burocracia. El metro me hará el descuento de multi-viaje, el de familia numerosa, y el de pensionista, y podré eliminar de mi bolsillo la tarjeta rosa, el carné de jubilado y hasta las tarjetas de fidelización de mis comercios habituales. Todos sabrán lo buen cliente que soy, lo que me gusta y me harán los descuentos adecuados.
Qué maravilla, ahora podemos dibujar un sistema impositivo mas ajustado a la realidad. Si has gastado un millón en coches de lujo vas a pagar mucho, pero si lo has gastado en salud, quizás te merezcas una ayuda pública. Todo el sistema puede diseñarse desde cero. Con la tranquilidad de haber reducido el fraude y los costes de control, habrá dinero para hacer muchas cosas.
Y si hay dinero y sabemos lo que las personas hacen con su dinero, podríamos hacerles un ingreso en cuenta a aquellos que más sufren, de forma que no bajaran del umbral de la pobreza.
WoW esto me empieza a gustar, pero ¿qué más se puede hacer con mi iID?
Este aparatejo sabe de mi salud, de mi pulso y de mi historial médico, y de mis enfermedades, y de mis compras en la farmacia, así qué dadle estos datos a un especialista en salud pública y ya tenemos un plan de prevención de la gripe y mi iID es a partir de ahora mi médico de cabecera.
Y si me da un patatús en la calle o me da una arritmia mi iID me mantiene geolocalizado y conectado con el servicio de urgencias, que con mi historial a mano puede mandarme una ambulancia, o quizás pueda avisar a otros iID que están a menos de 100 metros de mi cuerpo para que me den los primeros auxilios.
Y si tenemos a millones de habitantes geolocalizados en el territorio, podemos ver sus necesidades de transporte público, y se acabaron las colas del metro y los aeropuertos fantasma.
Un ordenador jugando al SimCity puede administrar los recursos y las inversiones públicas de forma infinitamente más eficiente. Ya estoy esperando un sistema de transporte público fluido que me lleve al trabajo sin transbordos ni esperas.
Y ¿qué haremos los ciudadanos con un sistema de comunicación estandarizado instantáneo y universal? Las posibilidades son infinitas, y se abre un enorme espacio para el emprendimiento y la imaginación.
Ah si, se me olvidaba, estas pensando en el papa estado, el gran hermano, la privacidad y todas esas cosas. Si, tienes razón es un gran inconveniente, ahora será muy difícil mentir a hacienda, engañar a tu mujer, hacer creer al jefe que estas trabajando, o presumir de lo que no eres.
Ir de putas, zamparse una langosta con Dom Pérignon, escarbar en las basuras, ser “Monsieur tout le monde” o “la importancia de llamarse Ernesto”, podrán a nuestra sociedad ante sus incongruencias y dobles raseros, pero siempre podrás dejar tu iID en casa o viajar a uno de estos países que todavía usan billetes, corrupción y pobreza para salir adelante.