La mayoría de los días entre las 6 y las 8 de la mañana una parte de mi despierta, me doy cuenta, me quedo quieto y escucho.
La mente parlotea lentamente saltando de un tema a otro como un mico de árbol en árbol. No intervengo, solo observo como entre todo este barullo aparecen ideas nuevas que no puedo reconocer cómo mías. Entre ellas, a veces elijo una que me llama la atención, probablemente porque está cerca de alguna pregunta que me asaltó en los últimos días. Entonces estiro algún músculo, intervengo y sigo el hilo en una especie de auto-dialogo entrecortado.
Yo le llamo la conexión matutina con el mundo de las ideas, y tengo la sensación de que este repositorio está a disposición de la mayoría de las personas.
En la función walkie talkie la conexión matutina hace las veces de receptor.
Luego a lo largo del día, algunas veces encuentro ocasión para aplicar las ideas, aunque mayoritariamente lo que hago en mi día a día es hacerme preguntas y abordar pequeños problemas que quizas consulte con la almohada.
Para mí esta es la función de emisor … inconscientemente le pido soluciones al mundo de las ideas.
La mirada de Julia Cameron en su libro El camino del artista me parece justo la contraria. Ella propone escribir tres páginas todas las mañanas a fin de “transmitir al mundo” nuestras necesidades inconscientes. Julia, piensa que esta actividad funciona como el emisor del walkie talkie que abre una conexión con DIOS, advirtiendo que cada uno puede tomar la definición de DIOS que le parezca mejor, o substituirla por cualquier otra palabra con significado para el que escribe.
Por otro lado Julia espera que las respuestas aparezcan en la cita con el artista, una cita divertida y solitaria con uno mismo, en la que sin esperarlo se recibe la revelación creativa.
Yo prefiero mi explicación, pero me apunto a seguir su metodología, pues probablement estamos viendo el mismo fenómeno en un espejo.
La mente parlotea lentamente saltando de un tema a otro como un mico de árbol en árbol. No intervengo, solo observo como entre todo este barullo aparecen ideas nuevas que no puedo reconocer cómo mías. Entre ellas, a veces elijo una que me llama la atención, probablemente porque está cerca de alguna pregunta que me asaltó en los últimos días. Entonces estiro algún músculo, intervengo y sigo el hilo en una especie de auto-dialogo entrecortado.
Yo le llamo la conexión matutina con el mundo de las ideas, y tengo la sensación de que este repositorio está a disposición de la mayoría de las personas.
En la función walkie talkie la conexión matutina hace las veces de receptor.
Luego a lo largo del día, algunas veces encuentro ocasión para aplicar las ideas, aunque mayoritariamente lo que hago en mi día a día es hacerme preguntas y abordar pequeños problemas que quizas consulte con la almohada.
Para mí esta es la función de emisor … inconscientemente le pido soluciones al mundo de las ideas.
La mirada de Julia Cameron en su libro El camino del artista me parece justo la contraria. Ella propone escribir tres páginas todas las mañanas a fin de “transmitir al mundo” nuestras necesidades inconscientes. Julia, piensa que esta actividad funciona como el emisor del walkie talkie que abre una conexión con DIOS, advirtiendo que cada uno puede tomar la definición de DIOS que le parezca mejor, o substituirla por cualquier otra palabra con significado para el que escribe.
Por otro lado Julia espera que las respuestas aparezcan en la cita con el artista, una cita divertida y solitaria con uno mismo, en la que sin esperarlo se recibe la revelación creativa.
Yo prefiero mi explicación, pero me apunto a seguir su metodología, pues probablement estamos viendo el mismo fenómeno en un espejo.