Hoy le da por terminar su singladura al 2011, este fantástico año en el que tantos hemos descubierto tantas cosas, y al que deberíamos estar eternamente agradecidos.
04/10/2008 -
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Al día siguiente no murió nadie, no es que Saramago hubiera vuelto, ni que la parca feneciera, sencillamente, nadie quiso morir el día que iba a cambiar el mundo. Uno de enero de 2012...
Kamuta Talofa sentado al fondo de la impresionante sala de la Asamblea empezó a sospechar cuando notó los ojos de Ban Ki-moon en su cogote. Kamuta era el representante de Tuvalú, el país más pequeño de los allí representados y era conocido simpáticamente por buena parte de los asistentes, pues Kamuta llevaba desde el año 2000 visitando todos los países del planeta contando la extraña historia de su país, y pidiendo apoyo para secundar la petición de su primer ministro.
¿Por qué has escogido a Kamuta? Había mil candidatos mejores antes que ese vividor.
Si, tienes razón y cada uno de ellos traía bajo el brazo una nueva razón para empezar una guerra.
Kamuta se sentó frente al río Hudson con la estatua de la libertad al fondo y el enorme hueco de las torres gemelas bajo sus pies. Sus ojos se perdieron en el horizonte mientras la mente se zambulló bajo las aguas cristalinas de la laguna TeNamo de Funafuti.
Kamuta llegó a su nuevo despacho a media mañana después de recorrer la ciudad con los ojos abiertos, vio los taxis amarillos, los indigentes, las señoras llevando a los niños al colegio sobre sus enormes coches, alguna discusión de tráfico y ese espacio extraterritorial ocupado por las Naciones Unidas.